El Cazador de Nubes:

La increíble historia del hombre que transforma las nubes en agua embotellada

Sofía García

Del desierto más árido del mundo se extrae “el agua más pura de Chile”, según Claudio Sampieri, fundador de Agua de Nube. Con un cielo libre de polución y una nube que proviene del Océano Pacífico, la conocida “camanchaca”, que baja a los cerros del farallón costero de Pan de Azúcar, en pleno desierto de Atacama, se produce el “Agua de Nube” por un el sistema de atrapanieblas, donde millones de gotitas, cosechadas a 720 mts. de altura, son embotelladas sin aditivos, libre de sodio, arsénico, flúor, carbonato y cromo. 

Claudio, mejor conocido como el “Che del norte”, oriundo argentino radicado en Chile a los 9 años,  desde pequeño fue un curioso por los temas relacionados a la química y la física. Le gustaba investigar y resolver todos los “por qué” que se le venían a la cabeza e inventar cosas novedosas para solucionar problemas. Uno de sus primeros inventos fue un aparato para mantener el gas de la Coca-Cola. Fue en los años 60, cuando tomar aquella bebida era un lujo. “Si quedaba un poco, era un crimen que se le fuera el gas”, afirmó Sampieri. El joven de 20 años de ese entonces, logró que el gas de la bebida durara al menos 5 días con un “Bombíncola” -nombre que le puso-, un émbolo que se fijaba a la boca de la botella  de vidrio que permitía inflarla. 

Es una locura, es la forma más difícil de conseguir agua, pero vale la pena

Claudio Sampieri, creador de Agua Nube

Sus inventos y su amor por la física se fueron profundizando cada vez más. Sus cuestionamientos lo llevaron lejos. Más de 1.000 kilómetros lejos de su hogar. Fue en pleno desierto de Atacama donde comenzó su interés por el agua. Mientras participaba en un rally con unos amigos. Se perdió del grupo y llegó a un oasis que lo dejó anonadado. “¿Pero cómo llegó el agua hasta este lugar tan desértico?”, se preguntó Claudio. Plantas, insectos, musgos y entre otras especies, además del agua, era lo que habitaba en medio de esas dunas de arena. “El agua es vida”, señaló Sampieri. 

A sus 30 años comenzó a estudiar la camanchaca: cómo se generaba, qué la componía, qué elementos climáticos daban su forma. No de todas las camanchacas se puede sacar agua, tienen que tener una condición climática muy especial. Partió en Iquique, en Alto Patache, pero pese a los esfuerzos no funcionó porque el lugar estaba muy contaminado por las minas de sal. Llegó hasta Pan de Azúcar, donde estaba la “Agrupación Atrapa Niebla”, que se dedicaba la extracción de agua para regar los cultivos de papas, tomates y otras verduras. “El lugar era perfecto, estaba protegido, es una reserva natural, no hay mineras, en kilómetros y kilómetros no hay nada”, afirmó Claudio.

Junto con la agrupación “Atrapa Niebla”, Claudio Sampieri comenzó a embotellar el agua de nube. “Es una locura, es la forma más difícil de conseguir agua, pero vale la pena”, afirmó Claudio. “El agua es muy pura, pasa por 7 filtros, no queremos tocarla. Al agua se le puede sacar la mitad de lo que trae, pero no se le puede agregar nada. Nuestra agua no está intervenida. El agua mineral que venden en Chile se llama mineral porque tiene minerales que están en la tierra. Todas esas aguas son de origen volcánico, por lo que tienen mucho sodio, y se le hace la vista gorda a la cantidad de sodio permitida Seremi de Salud. Muchas industrias se exceden de la norma. La nuestra tiene un origen mucho más limpio, de hecho levantamos el atrapaniebla a 5 metros más arriba para que no tocara el suelo”, señaló Sampieri.

Las nubes son eternas, andan por todos lados. Si hay sol y mar, hay nubes, no así el agua. Si no están las condiciones climáticas, no llueve. La Corriente de Humboldt, que hace que el agua del mar sea más fría, es la que trae la camanchaca. “La nube anda bajita y tiene casi 100 kilómetros de ancho, recorre hasta Brasil. Para que se genere tiene que estar aplastada contra un cerro y no siempre viene, a veces no aparece en 2 meses. Es cuando la naturaleza quiere. Por eso estamos siempre atentos, cuando la nube llega, se abren todos los paraguas, y el agua que recogemos se almacena y la utilizamos poco a poco esperando a que la nube vuelva”, aseguró Claudio. 

Con el atrapaniebla se recolectan 50 mil litros por mes, que corresponden a 20 mil botellas de agua de 500 cc. El agua que embotellan se vende en restaurantes y cafés,  es un agua de nicho y se vende más cara que una botella de agua normal. “La diferencia está en su origen. Lo más difícil fue convencer a la gente de que el origen es real. La persona que la toma solo va a decir que es rica y livianita, pero no saben que es un agua que no está intervenida. Nuestra agua fue examinada en laboratorios, tiene análisis del laboratorio Dictuc y la agencia  Veritas”, aseguró Claudio. 

Además de embotellar un agua pura, Claudio quería que todo el proceso fuese sin contaminación, evitando generar huella de carbono. Para el embotellamiento se usan botellas recicladas. “Me pregunté, cuál es la botella más popular…la de cerveza corona”. Fueron a recolectar botellas corona, en varias regiones: en la Serena, Santiago y Copiapó. Le dieron trabajo a muchas personas en situación de calle, ellos fueron sus principales recolectores, tanto de botellas como de cartón para armar las cajas para el traslado. “Te puede llegar un pedido de Agua de  Nube envuelto en una caja de papas Lays”, señaló Claudio. 

Aporte social

Para contribuir con las comunidades, la Agrupación Atrapa Niebla financia proyectos de comunidades que necesiten tener agua, apoyándolas con experiencia técnica o con dinero. “Prestamos asesoría a las comunidades agrícolas, que crían animales o tienen cultivos para que aprendan cómo sacar agua de  la nube para hidratar a sus ganados. “En todas partes hay vaguada costera, es cosa de saber identificar de cuál se puede sacar agua. Ahora yo miro un cerro y puedo saber si hay agua o no, eso mismo es lo que esperamos que sepan las comunidades”, asegura Claudio.

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