K-Pop: La Pintana descubre fórmula para que la escuela sea un espacio seguro

Isabel Tolosa L.

15:30 en punto y con timidez comienzan a llegar estudiantes de todas las edades a la sala de danza de la escuela Juan De Dios Aldea de La Pintana, es la segunda clase del taller de cultura K-Pop. El profesor, no es cualquiera. Se trata de Martín Silva, líder de la banda «Soldier» quienes tributan a BTS y ganadores del K-Pop World Festival 2022 en Corea del Sur en la categoría Dance Cover.

«Un día dije, igual tengo la habilidad, soy preparador físico, por qué no doy cursos en los colegios. Le conté a la alcaldesa Claudia Pizarro  y ella me dio el pase al departamento de educación de la comuna. Ellos gestionaron todo porque nos conocían,  nos habían visto en el Teatro Municipal de La Pintana porque dos de nosotros somos acá. Yo crecí y vivo en la población Pablo de Rokha».  

Así comenzó esta aventura para Martín Silva que ya esta en cuatro colegios de La Pintana, al Juan De Dios Aldea, se sumaron la escuela básica Aurelia Rojas Burgos, el colegio Neruda y el Liceo Municipal El Roble.

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De Corea a las salas de La Pintana con la cultura K-Pop

Comienzan a la hora citada en punto, se sientan en círculo y hablan de la disciplina, de la cultura K-pop, de su viaje, de cómo fue conocer a los integrantes de BTS, cómo se tiñó el pelo de nuevo y entre risas, les pide respeto con sus compañeros para poder hacer la clase. Así, durante una hora, se concentran en la coreografía de Black Pink «Boombayah», es una hora para conectar con el baile y sentir que el espacio es sólo para ellos y ellas.

«Para mí la cultura K-Pop es estética, pasión, amor, disciplina. Practicar este tipo de cultura te hace salir de la rutina y practicar danza, provoca que los niños y niñas se identifiquen con una emoción, incluso puedan expresar sus sentimientos y  se enfocan en algo. Te transformas en fanático y no tienes tiempo para otras cosas. Armas un grupo, tienes tu propia identidad y no necesitas andar buscando otros incentivos. El K-pop, me ha mantenido centrado». Así explica Martín su devoción por esta disciplina que durante años le ocupa varias horas de ensayo los fines de semana.

Martín Silva, integrante del grupo K-Pop «Sodier», en su taller en la escuela Juan De Dios Aldea de La Pintana. Foto: Isabel Tolosa L.

La escuela un lugar seguro

Las actividades extraprogramáticas son importantes para que los niños y niñas puedan ocupar su escuela, relacionarse con otras edades y permitir que los padres y apoderados puedan trabajar tranquilos sabiendo que sus hijos e hijas están en un lugar protegido. Este es un proyecto comunal, impulsado por el Departamento de Educación de la municipalidad y por ello puede tener un efecto protector.

«Esto es clave para que los estudiantes no estén en la calle. Debemos buscar experiencias innovadoras y donde ellos y ellas sientan que pueden ocupar su escuela. Este es un taller que va de segundo a séptimo básico. Esta integralidad de edades produce que los y las estudiantes se relacionen con otras dinámicas entre ellos». Nos cuenta Nemesio Rodríguez, Jefe Técnico Colegio Juan de Dios Aldea de La Pintana

La Pintana, innova con Cultura K-Pop

Según las cifras entregadas por el Ministerio de Educación, en La Pintana hay 13 establecimientos municipales con una matrícula de 5 mil 116 estudiantes. Por ello, es relevante que estos centros educativos entreguen una oferta atractiva para que las escuelas sean una alternativa a la vida en la calle.

Con el K-Pop, te transformas en fanático y no tienes tiempo para otras cosas. Armas un grupo, tienes tu propia identidad y no necesitas andar buscando otros incentivos.

Martín Silva, Integrante grupo K-Pop «Soldier»

«Esta taller de K-Pop está empezando y ya en la segunda jornada hemos visto más interés. Tenemos 20 cupos y claramente conectamos con cosas que a ellos y ellas les gustan. Pero, además, este tipo de talleres son de 4 a 7 de la tarde. Esto permite a los papás trabajar tranquilos y a la escuela cumplir un rol protector». De esta manera el Director del Juan de Dios Aldea, César Gutiérrez, apoya el proyecto y sabe que más innovación es la única forma de competir con la narco cultura que se va tomando los barrios.

Martín Silva no sabe que con su taller está haciendo historia y cambiando los tipos de actividades que antes se impartían. Con la voz baja y como si fuera un secreto, les propone a sus primeros alumnos y alumnas que vayan un paso más allá y, tal vez, a fin de año podrían preparar una presentación en el colegio. Los y las participantes se ríen. Por ahora, saben que deben sacarse el uniforme e ir con ropa adecuada, porque todos los lunes a las 15:30 horas, podrán conectar con la cultura coreana, reírse, bailar y sentir que su escuela les pertenece.

Una tarde en la clase de K-Pop

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