Liceo Bicentenario de Licantén: se reconstruye con la comunidad tras la catástrofe

Ricardo Basáez Arcos

El sábado 24 de junio el Liceo Bicentenario Augusto Santelices de Licantén, en la región del Maule, quedó bajo el barro y el agua. El temporal de lluvia que afectó la zona provocó el desborde del Río Mataquito y más de 650 alumnos se quedaron sin un lugar para estudiar. 

Padres, apoderados, alumnos y profesores no tuvieron oportunidad de reaccionar ni ayudar en las primeras horas luego de la catástrofe, ya que sus propios hogares o los de sus familiares y vecinos habían sufrido las mismas consecuencias. 

“Algunos apoderados y profesores del Liceo lo perdieron todo y los que no, se concentraron en ayudar a sus vecinos y familiares. Un 70% de nuestros profesores también sufrieron las consecuencias de las lluvias en sus hogares. Eso dejó al colegio sin apoyo”, nos cuenta Hernán Calquín, Director del Liceo Bicentenario de Licantén. 

Los sectores más afectados fueron la biblioteca, con pérdida total, y las salas de básica y prebásica. El agua alcanzó hasta un metro y medio de altura, destruyendo la totalidad de los libros y muebles de madera que se encontraban en el lugar. 

Estos apoderados, de otro colegio, de otra localidad, fueron los que ayudaron a sacar el barro y poder hacer las primeras labores de remoción

Hernán Calquín, Director Liceo Bicentenario de Licantén

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Lo más urgente era sacar el barro antes de que se endureciera. “Una carrera contra el tiempo”, gráfica el director del liceo. 

Fue entonces como de manera rápida y oportuna surgió un gesto de solidaridad que la comunidad del liceo de Licantén no se esperaba. Un grupo de apoderados de un colegio de Talca se enteró de lo ocurrido y organizó una escuadrilla de 20 personas que acudieron en cuanto se despejaron los accesos para poder ayudar. 

“Yo estaba en Talca cuando ocurrió esto. En el colegio donde van mis nieto (Las Rastras de Talca) se hizo una campaña rápidamente el fin de semana para juntar ayuda. Estos apoderados, de otro colegio, de otra localidad, fueron los que ayudaron a sacar el barro y poder hacer las primeras labores de remoción. Alrededor de 20 apoderados sacaron el barro de las salas, del pasillo, de la cocina y de distintos lugares”, asegura Hernán Calquín. 

Pero el compromiso de este grupo de apoderados no se acabó ahí. Luego de remover el barro, ayudaron en las labores de limpieza y juntaron dinero para arrendar dos turbo calefactores para poder secar las salas afectadas por el desborde del río. 

Cuando pasaron los días, también recibieron ayuda de otros establecimientos del sector. Desafío Levantemos Chile y de la Empresa Arauco facilitaron cuadrillas de trabajadores y material para la reconstrucción del patio. 

Vuelta a clases

Según nos cuenta el director del liceo, el principal objetivo ahora es lograr tener habilitado el establecimiento cuando los niños vuelvan de sus vacaciones de invierno. 

“Este esfuerzo es para eso, para que no se entorpezca más la normalidad de los niños y de las comunidades. Esos son niños de papás que trabajan y que no tienen con quién dejarlos. Hay todo un problema social que se produce. Acá los niños tienen alimentación, avanzan en sus estudios y están protegidos. Urge que el colegio recobre rápidamente su capacidad de atender niños”, asegura el director Hernán Calquín. 

Desde el ministerio de educación se comprometieron a reponer la totalidad de los textos escolares y otro material educativo que se perdió en medio del agua y el barro. Así, los niños y niñas del Liceo Bicentenario de Licantén podrán retomar sus estudios con normalidad en las próximas semanas. 

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